lunes, 26 de mayo de 2014

Desvaríos



De atronadores silencios y madrugadas frías,
mi cuerpo se resiente y se desvela.

Silba el viento por las rendijas viejas,
como el lamento de quién busca un lugar y no lo encuentra.

No hay luz, sólo tinieblas
en una habitación sin ti vacía y gélida.
Vacío oscuro que me cubre de nostalgia
y convierte en fantasmas tus recuerdos.

Infértil  es el llanto de esos miedos,
que moja mi rostro,  dejando mis anhelos desiertos.


             Surcos azules alrededor de mis ojos  me recuerdan,
tantas noches en vela esperando aparecieras.

Estos labios secos por la espera sólo recobrarán vida,
cuando se quemen con los tuyos temblorosos.

Quiero acostar mi sueño junto al tuyo en este lecho,
ver nacer la aurora, sin querer que se muera la noche.

Sentir como entre sábanas me estrechas y
hundir mi cara refugiándome en tu pecho.

Que los suspiros apaguen los silencios y amarnos,
envolvernos en calor y entonces… 
tú y yo un solo cuerpo.

Nerea Acosta

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